Los Yébenes. Arte e historia.
La etimología de los Yébenes procede del árabe "yebel", que significa monte, quizá porque la villa se ubica en el extremo oriental de los Montes de Toledo y porque gran parte de su territorio es abrupto.
La presencia humana se remonta a la Edad de Bronce, como demuestran los yacimientos del Montón de trigo y las Chorreras, lugares donde encontramos pinturas rupestres esquemáticas.
Su fundación como ciudad ha de situarse en el gobierno del emperador Trajano. Aún quedan restos de la presencia romana en esta zona de la Carpetania, como atestiguan la IV calzada romana -cuyo trazado todavía subsiste-, alguna decena de minas y los vestigios que aparecen en la loma del Carpintero.
De la dominación árabe hay noticias ya desde el 930, cuando Abderramán III acampó con sus huestes a orillas del río Algodor, para tomar desde esta posición privilegiada Mora y Toledo. La importancia estratégica de la zona se hace manifiesta en las fortalezas, atalayas y castillos, árabes y cristianos, que se emplazan sobre el término municipal. Después de la Batalla de Alarcos, los musulmanes ocupan las tierras que abandona el mando cristiano refugiado en Guadalerzas. Por su parte, Alfonso VIII acampa dieciocho años después en el paraje de los Torneros, antes de alzarse victorioso en Las Navas de Tolosa.
Durante época medieval y con la reorganización de los territorios reconquistados, la población se divide en dos mitades separadas por la sola anchura del Camino Real de Sevilla, quedando una de las partes bajo el dominio de la Ciudad de Toledo y la otra, gobernada por la Orden de los Caballeros de San Juan. Yébenes de Toledo es más antiguo que la villa gobernada por los sanjuanistas.
No hay noticia histórica desde la Noliva de los carpetanos hasta la donación de Enrique I al arzobispo toledano D. Rodrigo Jiménez de Rada. En el año 1243, el rey Fernando III, el Santo, recibe del arzobispo toledano acta de cesión de estos territorios. Tres años más tarde, el rey vende este lugar por 45.000 maravedíes alfonsíes al Concejo de Toledo, que concederá la Carta Puebla el 24 de septiembre de 1258.
Relativo a la villa de Yébenes de San Juan, se tiene constancia de que fue repoblada por la Orden de San Juan en el siglo XIII, a través de las pueblas que otorgaron a los comendadores de esta orden en toda La Mancha. Se estima que esta concesión hubo de tener lugar entre los años 1238 y 1241.
Durante seis siglos conviven dos núcleos urbanos, con parroquias, ayuntamientos y jurisdicciones diferentes, hasta que en el gobierno del Trienio Liberal (1822) llega el primer ensayo unificador, anulado al año siguiente. Entre 1833 y 1835, se consigue la unión definitiva que acaba con 564 de división jurídica y administrativa. El escudo heráldico da cuenta de esta secular división, representando el águila de la ciudad imperial y la cruz de San Juan.
Los Yébenes. Entorno natural.
El paisaje de Los Yébenes revela la esencia del bosque mediterráneo ibérico. La extensión del término municipal -entre los cinco más grandes de España- lo capacita para acoger infinidad de especies animales y vegetales, creando así un rico ecosistema.
En el medio silvestre, la especie vegetal predominante es la encina. El alcornoque es más escaso, pero muy presentes están los sauces y fresnos. En la sierra existe un matorral denso de coscoja, enebro y quejigo, entre retama, jara, tomillo y romero, especialmente en aquellas áreas dedicadas al patoreo. Las rañas son adehesadas y, en algunos casos, están dedicadas a la ganadería brava. Respecto a la fauna, destacar aves esteparias, como el sisón, la avutarda y la garza; anátidas; aves como la perdiz o la paloma; y rapaces nocturnas y diurnas. Mamíferos como la comadreja, el erizo o de interés cinegético como el ciervo, el corzo, el jabalí, la liebre y el conejo. La enorme cantidad de caminos catalogados del término invita a los amantes de la naturaleza a disfrutar de esta comarca privilegiada de los Montes de Toledo. |